La misión consistía en reorganizar el programa funcional existente en la planta baja del inmueble para adaptarlo a las necesidades de una familia con cuatro hijos. El estado previo a la intervención presentaba una planta muy fragmentada, poco clara en la ordenación del programa y con espacios de relajación poco favorecidos.
La modificación de la distribución ha afectado a prácticamente el 100% de la superficie de la vivienda, pues las únicas estancias que se han conservado han sido dos baños y el núcleo de comunicaciones verticales. Todo el resto se ha reordenado gracias a la libertad que permitía el sistema estructural: un forjado reticular sobre soportes verticales de 30 x 30 cm en el que no había ningún cerramiento portante.
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