Las primeras casas de vacaciones de la región boscosa de Karuizawa (prefectura de Nagano) se basaron en las casas tradicionales de la zona. Los visitantes antiguamente pasaban aquí largas temporadas de descanso y un mantenimiento exigente era más que aceptable. Pero desde que los trenes de alta velocidad han acercado esta zona a Tokio, ahora a tan sólo 10 minutos de distancia, los desplazamientos de fin de semana han aumentado. En este nuevo contexto, los antiguos esfuerzos de largos mantenimientos se han hecho inabordables. Y una nueva arquitectura, con modernos equipos de calefacción y control de la humedad, se ha hecho necesaria. El hormigón, rechazado hasta ahora por los habitantes del lugar, es una nueva alternativa a considerar.
En el interior, el suelo de madera de cerezo crea un cubículo en la parte baja de la construcción, donde se alberga la instalación de calefacción radiante. Sobre el parquet y en la parte más ancha del cilindro, se ha instalando todo el mobiliario de roble hecho a medida, en un suave y estético contraste con la madera rojiza del suelo. En el interior, las paredes se han dejado sin revestimiento alguno: al igual que en el exterior, el hormigón tratado potencia la fuerza de la estructura. La casa, que interiormente consta de dos plantas, distribuye las zonas públicas en la planta baja y los dormitorios en la zona superior.
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Todo el mantenimiento se controla gracias a un sofisticado sistema domótico que gestiona los equipos eléctricos y mecánicos de manera centralizada, consiguiendo un riguroso control de la humedad, sistemas anti-congelación, una calefacción eficiente y un aprovechamiento eficaz de la ventilación del aire, que hacen de esta casa un lugar confortable y cómodo para disfrutar los fines de semana.
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