El proyecto del restaurante japonés Sushihana nació como un desafío ante el enfoque repetitivo que había ido adquiriendo, en los últimos tiempos, el diseño de este tipo de establecimientos. El estudio A2G Arquitectura (Ângela Frias y Gonçalo Dias) dio un giro de tuerca para escapar de clichés y estereotipos, y buscó referencias directas en el diseño tradicional japonés y en la arquitectura contemporánea.

Como explican los propios arquitectos, «rechazando obedecer a códigos preestablecidos, hemos creado un espacio que es capaz de relacionarse con lenguaje arquitectónico contemporáneo y mantener, al mismo tiempo, su propia voz».

A partir de esta dicotomía nace una propuesta que se materializa en el uso de paneles de madera que revelan el interior de una forma discreta, con dibujos referentes a la cultura japonesa, expresados en los cortes y en los paneles de metal de las paredes, permitiendo que fluya la luz que se esconde tras ellos. Todos estos elementos dan lugar a un espacio muy agradable y sutilmente dinámico, en el que contrastan las líneas rectas y las formas orgánicas de los motivos troquelados.

La transición de color propuesta también permite cambiar las funciones dentro del mismo volumen. Desde el marrón oscuro de la entrada y el pasillo hasta el blanco puro en el comedor, con lo que se consigue que se vayan «intensificando las emociones a lo largo del camino». La luz, siempre la luz, es el factor unificador y vehículo para la totalidad de este espacio.