@goodgoodstefano en Instagram. Fotografía: Marcello Colli
GOOD GOODS:
Good Goods es un proyecto del arquitecto e interiorista Stefano Colli que tomó forma durante el confinamiento provocado por la COVID-19, una época «oscura» de la que, sin embargo, han nacido proyectos personales tan llenos de luz como éste. Good Goods es una galería virtual en Instagram (@goodgoodstefano) en la que se muestran piezas de buen diseño. Algunas se venden y otras forman parte de un fondo de colección que Stefano ha ido creando poco a poco y gracias a una gran pasión por la cultura del producto, especialmente por el mobiliario y la iluminación.
A este italiano, afincado en Barcelona desde 1990, el amor por el diseño ya le viene de familia. Su padre, apasionado por los relojes y la pintura, le regaló como presente de bodas la lámpara Atollo, diseñada por Vico Magistretti en 1977. A lo largo de estos años, la colección ha ido creciendo hasta llegar a unas 150 piezas repartidas entre su vida cotidiana y el garaje de su casa. Hay lámparas, sillas, mesas, relojes, jarrones…
Valor cultural.
Durante el confinamiento, empezó a catalogar estas piezas, buscar la historia y, junto a su hijo Marcello, fotografiar cada una de ellas para poder mostrarlas en su galería online de Instagram. En estos momentos, en su cuenta @goodgoodstefano se pueden ver una veintena de sillas, aunque hay un buen número por publicar y unas 50/60 más pendientes de fotografiar, explica. Algunas de estas piezas, las vende para seguir adquiriendo otras y, curiosamente, cada vez que compra una pieza intenta hablar con el vendedor porque como explica «el tema de los productos de segunda mano tiene futuro, con un valor cultural tremendo, aunque me resisto a hablar de vintage porque hay una sobredosis del tema».
En esta galería virtual y junto a piezas del pasado, que pertenecen a la historia del diseño moderno, Good Goods también presenta obras de autores contemporáneos: piezas únicas auto producidas, series limitadas o prototipos que no se encontrarían en los canales habituales del mercado.
Compartiendo la pasión por el diseño.
Preguntado sobre si piensa trasladar sus piezas a un espacio expositivo físico, Stefano Colli afirma que no quiere una tienda física, «sólo compartir su pasión y su fondo de colección» y vender para seguir comprando. Aunque hay piezas de las que nunca se desprenderá como la lámpara Atollo que le regaló su padre, la silla de plástico que la arquitecta italiana Gae Aulenti creó para Kartell en la década de los 70, ni de las dos que tiene del también arquitecto italiano Michele de Lucchi para Memphis Design. Hablando de plástico, para él este material no es tan malo como lo pintan y lo defiende diciendo que «no es insostenible en el mundo del diseño si la pieza es buena, duradera y si se reutiliza. El plástico sólo se convierte en un problema cuando nos desprendemos de él».
El garaje de Stefano Colli. Fotografía: Leo García Méndez
UN ESCAPARATE DE DISEÑO.
Además de compartir este universo a través de Instagram, Stefano ha querido transportar una pequeñita parte de él hasta el escaparate de Acid House Barcelona, en el barrio del Poblenou, en Barcelona. Los que se acerquen hasta la calle Ávila, 84, antes del 8 de enero, podrán deleitarse con piezas como la silla de madera Carimate (1959), de Vico Magistretti para Cassina (al fondo a la izquierda); la silla de plástico 4875 (1974) en color blanco, diseñada por Carlo Bartoli para Kartell (al fondo, en el centro); la silla de cuero marrón CAB (1977), diseñada por Mario Bellini para Cassina (al fondo, a la derecha); POP (2004), la silla infantil de porex que Enzo Mari diseñó para la firma Magis (en el centro, a la izquierda); el sillón de plástico verde Vicario (1968), diseñado por Vico Magistretti y editado por Artemide (en el centro).
También están expuestas la silla plegable de plástico transparente Plia (1967), de Giancarlo Piretti para Anonima Castelli (en el centro, a la derecha); la silla infantil de plástico amarilla Sistema Scuola (1978), de Centrokappa y Masayuki Matsukaze para Kartell (delante, a la izquierda); la lámpara de escritorio Alistro (1980), en color negro, de Ernesto Gismondi (delante, a la derecha); y, por último, la pieza más reciente, el jarrón Jacinto (2020) del estudio catalán Banzai Turba, una edición limitada de seis piezas, realizada mediante impresión 3D, con fibra PLA (hilo de almidón).
LAS IMÁGENES:
SOBRE STEFANO COLLI:
El arquitecto, diseñador y profesor Stefano Colli (Reggia Emilia / Italia, 1966) estudió arquitectura en el Politécnico de Milán, donde se graduó en 1993. Durante esos años, asiste a clases y cursos de Vico Magistretti, Achille Castiglioni, Bruno Munari, Enzo Mari, Corrado Levi, Tomas Maldonado y Ezio Manzini, todos ellos referentes importantes en su formación académica.
Junto a Stefano Maffei funda el Grupo Trastos, en 1989, en el que diseñan varios productos a partir de desechos recuperados. Antes de abrir su propio estudio de arquitectura e interiorismo, en 1994, funda junto a Lluís Porqueras y Joan Gaspar el estudio de diseño industrial Tabula Rasa; y, en 1992-93, colabora con el estudio de Fernando Salas en varios proyectos de retail y con el estudio de arquitectura de Tonet Sunyer en varios proyectos residenciales y concursos de arquitectura.
A lo largo de su trayectoria, Stefano Colli ha desarrollado numerosos proyectos corporativos de oficinas, punto de venta y espacios efímeros en varios países del mundo como España, Alemania, Francia, Italia, Estados Unidos, China y Panamá, entre otros. Además, es autor, junto a la arquitecta Raffaella Perrone, del libro «Espacio-Identidad-Empresa» (Gustavo Gili, 2003) y, desde 1991, imparte clases de proyecto en la escuela ELISAVA de Barcelona.
Fotografía: Leo García Méndez
STEFANO COLLI EN INTERIORES MINIMALISTAS
Fuente: Stefano Colli
Leave A Reply