Fotografía: © Nacho Alegre
EUGENI QUITLLET:
Eugeni Quitllet (Ibiza, 17 de abril 1972) estudió Diseño en la Escuela de Arte de Ibiza antes de trasladarse a Barcelona, donde se graduó, en 1996, en Diseño y Diseño de interiores en la Llotja – Escola d’Art i Superior de Disseny en Barcelona. También en la Ciudad Condal, colaboró con distintos estudios de arquitectura y diseño, además de trabajar para instituciones culturales como la Fundació Joan Miró.
De madre diseñadora de cerámica y joyas, y padre pintor y fotógrafo, Quitllet creció en la Ibiza de los ’70 y ’80, rodeado de un intenso ambiente cultural y creativo. En el verano de 2001, cuando Eugeni contaba con 29 años, conoció a Philippe Starck en Formentera. Ese encuentro fue el principio de una colaboración en el estudio parisino de Starck que duró 10 años, hasta que en 2011 Quitllet abrió su propio estudio en Barcelona.
Junto a Starck, Quitllet diseñó bestsellers como la icónica silla Master para Kartell y otras piezas de éxito como la colección Home/Gym/Office, el perchero To‘taime para Alias, el reloj O-ring para Fossil, los sillones Magic Hole, las gafas para Alain Mikli o las sillas Lou Reed para Driade.
Un «disoñador» multifacético
Eugeni Quitllet, que siempre se ha definido como un “disoñador” (diseñador/soñador), es un creador multifacético, sus proyectos abarcan desde la arquitectura hasta el diseño de interiores, pasando por el diseño de mobiliario, iluminación, objetos de uso diario, el diseño de barcos y un hotel orbital espacial, muchos de ellos cargados de un fuerte componente emocional.
En su haber figuran esculturas que dan buena suerte, cubiertos desechables para Air France que uniéndolos se transforman en aviones de juguete, radios, auriculares de última generación, coches, barcos, zapatos… Pero, por lo que ha recibido más premios es por el diseño de mobiliario y, en especial, por sus sillas. A lo largo de su trayectoria, ha colaborado con editores como Kartell, Alias, Vondom, Driade, Magis, Christofle, Desalto, Foscarini, Pedrali, Mobles 114, Roche Bobois y BD, entre otras.
El extraordinario hotel espacial GalaXsea
Del objeto al espacio, Quitllet pone su mirada en el mundo para hacerlo redescubrir. Su idea visionaria del objetivo futuro es dar vida a lo que aún no existe. En esta línea, en 2019, ideó el sorprendente GalaXsea, un hotel orbital espacial en forma de velero impreso en 3D, pensado para albergar 15.000 pasajeros. El hotel de 1 km. de longitud incluye jardines botánicos, teatro, salón de baile y piscinas.
Desde agosto de 2022, Eugeni Quitllet, que ha sido reconocido con los principales premios internacionales de diseño como el Good Design, el Red Dot o el iF Design…, es director creativo de Sutherland Furniture, una empresa americana especializada en mobiliario de exterior.
Butaca Odissey para B.D. Barcelona Design
LA ENTREVISTA:
- ¿Cuándo descubriste tu vocación por el diseño?
Mi vocación por el diseño nació cuando era bastante jovencito. Siempre me ha gustado dibujar, hacer cosas con las manos y crearme mis juguetes, inventarme mis mundos. Un día, descubrí que había gente que hacía esto para ganarse la vida y que le llamaban diseño. Pensé, mira, se parece a lo que yo hago y descubrí que era diseñador sin saberlo, es decir, le puse un nombre, pero yo seguía haciendo lo que naturalmente hacía. Diseñar es un nombre añadido, para mí es una actitud natural.
- ¿Eugeni Quillet sigue siendo un «disoñador»?
Ahora casi es más soñador que diseñador. Para mí, el diseño es una forma de, como diría, gobernar el sueño, la libertad creativa. Es una manera de dar libertad a la creatividad y soñar libremente, pero ponerle dificultades y acotarla de forma que se pueda dirigir hacia una dirección. Y de este modo, he descubierto que, al final, mis sueños no son más que una expresión emocional de lo que uno siente, de lo que a uno le gustaría que fuera la realidad de cada día e intentar ponerla en obra de algún modo para poder compartirla con otra gente. Hay personas que lo hacen a través del arte, a través de la escultura y yo intento hacerlo a través de la industria y darle forma de la manera más poética posible y llevar alguna sensibilidad y emoción a nuestro entorno con cualquier cosa que haga.
Me parece que «disoñador» sigo siéndolo e intento serlo lo máximo posible, aunque a veces es muy difícil que quede algo de ese sueño, de esa emoción, pero si no, ya no tiene mucho sentido. Intento estar en equilibrio en esos dos mundos, el mundo de la realidad y el mundo del sueño. Es también esa línea que hay en el horizonte entre el mundo mágico y el mundo real, entre la utopía y lo que debemos hacer todos los días.
- ¿Cómo definirías tu proceso creativo?
Pues ahora mismo estoy en pleno proceso creativo, estoy diseñando una colección para un nuevo editor de Estados Unidos. Mi proceso creativo es como todo proceso creativo, al principio era algo más como un juego porque no tenía ningún tipo de exigencia ni de interlocutor al otro lado y podía ser lo que quería, y soñar libremente imaginando cuál podría ser mi cliente o cuál podría ser el fabricante de esas ideas, y ajustaba el fabricante en función de la idea que me venía. Ahora es más bien orientar la idea al fabricante o editor y es más complicado.
Ahora mismo, estoy buscando algo que tenga ese elemento de ensueño, de mi personalidad, de mensaje que quiera transmitir en esta colección y, a la vez, complementarla con la realidad de los materiales, del proceso creativo, constructivo, fabricación, de lo que esperan también tener. Debes poner todas estas cosas juntas y hacer el cóctel mágico para que salga algo nuevo que responda a todos estos parámetros.
Es como estar cocinando e ir poniendo ingredientes, todos los ingredientes a la vez, que son: los materiales, la innovación, la estética, el mensaje, la fuerza que debe tener este concepto, esta creación y estos objetos, para que perduren también en el tiempo, que se conviertan en algo que no sea sólo de un momento. La idea es llegar a crear algo que perdure en el tiempo y que siga transmitiendo esa sensibilidad, esa emoción que le das al objeto, que responda a todas estas necesidades constantemente. Que después de diez años, cuando vuelvas a verlo, digas ¡Ah! ¡Mira! todavía está ahí y todavía funciona.
Tumbona de la colección Ibiza, editada por Vondom y fabricada con plástico marino reciclado de las islas Pitiusas
- ¿A qué aspiras cuando diseñas un objeto? ¿Qué esperas transmitir a las personas con cada una de tus propuestas?
Pues lo que aspiro transmitir son muchas cosas porque intento que todas las emociones que yo siento y que he vivido, también en Ibiza y en el mundo, y en mis experiencias de cada día, queden fosilizadas de alguna manera y que todo el mundo las pueda descifrar con el tiempo.
Como haría una abeja que hace la miel con todo el polen, con todas las flores que ha ido recogiendo y, al final, queda un néctar que está lleno de emociones y de ADN. Hay gente que lo puede leer y descifrarlo más fácilmente, hay gente que quizás no sabe cómo descifrarlo, pero emocionalmente, le toca y nota algo y esto ya es importante.
Si alguien puede sentir algo positivo a través de lo que estás haciendo, ése es el objetivo final porque, al final, siempre estamos gastando muchísima energía. Quieras o no, sufrimos mucho porque son muchas horas ante el papel estudiando formas, detalles, conexiones, haciendo prototipos. Llegar a la producción final y mantener toda esa emoción en cada milímetro de la obra inicial para que perdure, no es fácil y desgasta. Si al final no tienes la compensación de decir «bueno, lo he conseguido» y todavía está ahí y se ve favorecido por el tiempo y lo puedes dejar en el exterior y la lluvia no modifica tu obra o, incluso, la mejora, y vas viendo cómo va pasando el tiempo y que va sobreviviendo, eso es la satisfacción que buscas al final de este proceso. Que esté vivo es lo principal, que no muera, porque no deja de ser un hijo tuyo, no deja de ser una criatura a la que le has puesto alma.
Yo creo que cada cosa que haces, cada gesto, debe tener una parte de ritual para que sea sagrado y tenga sentido, por muy pequeño que sea. Cuando diseño un cubierto de plástico de 3 gramos, de esos que te regalan en la pastelería, y lo utilizas dos minutos y lo tiras, intento darle la misma intensidad que si hiciera con ese cubierto una escultura de aluminio de 20 metros de altura que fuera el símbolo de una ciudad. Diseño el cubierto para que puedas llevártelo a casa, que puedas mirarlo y decir que esto es una obra de ingeniería. Que en vez de tirarlo a la basura puedas guardártelo, mirarlo, jugar con él, etc. no porque lo vayas a tirar debe estar mal diseñado. Me da igual el valor del objeto o de la materia que utilice, lo importante es la intensidad que le pones y el valor final que tiene el objeto por la carga emocional, conceptual o de creación.
- ¿Crecer en una isla como Ibiza ha influido en tu manera de diseñar?
No sólo en la forma de diseñar, sino en todo. No la Ibiza de ahora porque ahora nadie podría ver lo que había en esa época. El otro día, estaba hablando con mi hija de 13 años sobre Ibiza porque ella está escribiendo algo para la escuela sobre la utopía y dijo «estoy escribiendo sobre la utopía y sobre una isla utópica». Yo le contesté, pues «esto es Ibiza, si quieres saber qué, pregúntame todo lo que quieras, porque Ibiza es justamente el único ejemplo a nivel planetario donde la utopía se ha materializado de alguna manera, ha florecido y después se ha marchitado y se ha convertido en lo que es hoy».
Ibiza se ha destruido y se ha convertido en una marca de lujo “entre comillas”, donde la gente va a buscar algo que ya no existe y que se creó, pero que ya ha desaparecido. No sé qué está buscando la gente en Ibiza hoy en día, pero creo que sí ha influenciado mi trabajo, mi forma de vivir y de ver el mundo y el universo, porque Ibiza es la escala reducida de lo que ocurre a nivel mundial.
Todo lo que hago cada día sale de esa fuente, de lo que es Ibiza para mí. Yo nací en 1972 y la Ibiza que yo viví fue la de mediados de los años 70 y hasta, diría, finales de los 80, porque en los 90 seguía haciendo surf con esa ola ibicenca que pasó ese niño que se bañaba desnudo en Aigües blanques, el niño que bailaba en la discoteca con la música electrónica experimental de Detroit que venía a Ibiza como alguien de otro planeta y después de allá iba al mundo. Es decir, teníamos una conexión con la vanguardia a todos los niveles, desde pintores, escritores, músicos, arquitectos, fotógrafos, toda la gente venía a buscar, transformar en obra o experimentar lo que se oía en Ibiza.
Era un laboratorio de experiencias, de creatividad, de todas las experiencias posibles y, evidentemente, cada uno ha sacado el fruto que ha sacado, pero para mí, era la luz. La luz era lo mejor, teníamos poco, agua, luz, flores, vitaminas, libertad, amor, era el paraíso. Y todavía hoy voy a buscarlo porque voy cada vez que puedo, pero ahora tienes que esconderte mucho para volver a profundizar y encontrar ese punto, porque está todo muy escondido, muy enterrado. Pero bueno, encontraremos moléculas de toda esta experiencia en lo que hago, esto seguro.
La colección Mónaco, para Sutherland Furniture, es un híbrido que juega con plástico reciclado, teca y tejido
- ¿Qué materiales son tus preferidos a la hora de diseñar piezas de mobiliario?
Siempre he intentado darle la mejor expresión a cada material, pero es cierto que los materiales sintéticos están más en contacto con una forma de producción industrial más tecnológica. También me han permitido dar una piel más uniforme y simplificar de algún modo el mensaje, de manera que esté todo más englobado en un solo cuerpo. Me interesa mucho el plástico porque es muy fluido y se inyecta de forma monobloque, lo que permite hacer un objeto exacto y una repetición industrial, y poder compartirlo de una manera más evidente.
Ahora mismo estoy trabajando también muchos objetos de madera y me doy cuenta de que se puede llegar a encontrar esta expresión, pero es más difícil porque le das una forma global al objeto, pero cada objeto está acabado siempre con algo de proceso manual. Nunca se consigue exactamente la misma curva, cada objeto es algo diferente del otro. La madera varía en colores, elementos, está más viva, de manera que la expresión ya no viene únicamente de la forma que tú le das. También se establece un diálogo, porque la materia te está diciendo “no, no, yo no quiero ir por ahí, voy más por allá”, y tienes que adaptarte tú también a la forma del material, estoy aprendiendo algo distinto con la madera.
El tejido también es más complicado que el plástico porque al tejido tampoco le puedes dar la forma exacta que tú quieres, es algo más libre y debes encontrar la costura, debes encontrar cómo cortar para que coja una forma. Yo soy más de formas duras, de formas que tienen más estructura, con el tejido cuesta más, debes encontrar el equilibrio entre el esqueleto de la estructura y el tejido que viste este esqueleto. Se establece un diálogo que es interesante, cada experiencia tiene su lenguaje que debes descifrar, es como si tocaras distintos instrumentos.
- ¿Nos puedes explicar cómo nació la colección Ibiza de Vondom hecha con plástico reciclado del mar de las Pitiusas?
Esa colección es algo muy personal para mí porque, realmente, fue una forma de cerrar también un círculo. Una de las cosas que me han orientado hacia el diseño industrial, aparte de que mis padres ya venían de un mundo artístico ligado a la Escola Massana en Barcelona, a la Escola de Belles Arts, a la fotografía y, culturalmente, siempre han estado muy rodeados del mundo artístico, de la arquitectura y del diseño, lo que a mí me llevó también a llegar a esta colección es el hecho de crecer en la playa casi todo el año.
Yo empezaba a ir a la playa con el primer rayo de sol que comenzaba a calentar y acababa con el último. Recuerdo más el final del verano cuando encontrabas en la playa restos de objetos abandonados: unas aletas, unas gafas de bucear, un pedazo de un zapato de plástico e ibas viendo formas que recogías en el mar como si fueran conchas artificiales. El mar las modificaba, el sol las modificaba y todos estos elementos son algo de la industria semi-orgánica mezclada con un trozo de madera esculpido por el mar y descolorido por la sal. Esos elementos son parte de mi ADN industrial.
Para mí, poder recuperar todo esto y reinyectarlo en un objeto nuevo, hecho de estos objetos que hablan de tu memoria, y sentarte frente al mar y volver a mirarlo y decir mira, todo lo que he ido acumulando ahora sale convertido en otro objeto en el que te puedes sentar, relajar y mirar la puesta de sol viendo las olas llegar, era como un reciclaje personal.
Pero no ha sido una experiencia que haya durado mucho, ha sido un mensaje que hemos logrado transmitir y a mí me ha servido mucho, pero al final no ha dado más de sí.
Ha sido un proyecto muy difícil porque llegar a encontrar el plástico reciclado y utilizarlo es muy complejo. Este plástico es un material que está muy sucio, que ensucia mucho los moldes, que necesita después otro proceso de limpieza, y al final es muy costoso. Y el resultado del objeto no es muy elegante porque no es como el plástico nuevo que luce igual por todas partes. El plástico reciclado es algo más orgánico y te debe gustar este resultado.
Debemos poner todos de nuestra parte porque si tú reciclas algo, pero, al final, la persona que debe comprarlo sólo está buscando un precio y no le importa si es de un material o de otro, no sirve de nada. Pero bueno, yo creo que el mensaje está ahí.
Yo no creo que lo bonito sea poder limpiar el mar y hacer un objeto a partir de eso, que para mí sí ha sido bonito hacerlo, pero ojalá hubiésemos podido evitarlo por no encontrar objetos de plástico en el mar.
Debemos seguir encontrando maneras de poder utilizar las cosas, debemos ser más cuidadosos con lo que utilizamos y cómo lo utilizamos. Yo creo que con la colección Ibiza lo que queda es el mensaje y el gesto, el reciclaje es una manera de pasar ese mensaje, pero realmente la energía que se gasta para utilizar el reciclaje es enorme.
Yo también hice un proyecto para Air France con esa idea. Utilizamos material reciclado para reinyectarlo en el interior de los objetos, para poder realizar objetos más grandes, más ecológicos, más útiles, etc. Y al final, la única forma para resolver esta ecuación ecológica fue porque la producción de estos cubiertos de plástico estaba a pocos kilómetros del aeropuerto Charles de Gaulle, que era donde llegaban todos los cubiertos que se habían utilizado en los aviones, y en esa factoría era donde se reciclaban y se volvían a reinyectar. La distancia que recorría el camión hasta la factoría hacía que el equilibrio de gasolina fuese un resultado matemático positivo.
Al final, ¿qué es el equilibrio? si haces algo de madera, algo de plástico, algo de tejido, haz objetos que duren ¿qué hay más ecológico que un objeto de plástico que dura toda la vida? Pero si haces un objeto de plástico que cada año lo vas a tirar y te lo vas a comprar de nuevo, aquí sí que te lo estás cargando.
Colección Manta para el catálogo de Vondom
- ¿Qué es para ti un buen diseño?
Para mí un buen diseño ahora es algo muy distinto a lo que fue en algún momento, porque entonces el diseño sí que era resolver un problema y la solución de ese problema era el diseño en sí. Ahora hemos llegado a un nivel de confort y de capacidad de resolver las cosas que el diseño se ha convertido casi en un complemento. El diseño ya no está resolviendo la funcionalidad únicamente. Una silla ya no necesita ser cómoda, bueno, sí necesita ser cómoda, evidentemente, pero me refiero a que el objetivo de diseñar una silla ya no es hacer algo cómodo porque esto ya lo sabemos hacer. Ahora debe tener una dimensión además de la comodidad.
Realizar un proyecto evidente ya está superado, ahora debemos añadir algo más. Antes un buen diseño era sólo la comodidad, ahora el diseño es la comodidad más esta experiencia que nos está diciendo ¿adónde vamos? ¿cómo vamos? ¿en qué estado actual nos encontramos? Es como un barómetro para medir nuestra realidad actual.
Hoy en día, para el diseño es esto, es una forma de hablar, es una manera de decir, de interpretar, el diseño es un lienzo que debe estar inscrito en el orden de la funcionalidad y de la productividad, pero después, una vez que esto está resuelto, ¿qué estamos diciendo con este diseño? porque la solución ya no me sirve. Yo prefiero estar de pie o sentado en el suelo que, en una silla fea, pero si una silla funciona, es cómoda y, además, me está diciendo que hoy en día, estamos en este punto de la realidad y formas parte de este momento de plenitud, eso es un buen diseño. Creo que un buen diseño debe hablar de su momento actual, debe hablar de dónde viene y hacia dónde va y, creo que, si podemos llegar a decir estas cosas, ya decimos mucho.
- ¿Qué papel desempeña la innovación y la tecnología en el diseño?
La tecnología, para mí, es el hecho de avanzar, evolucionar y encontrar nuevas maneras de expresar más eficazmente lo que estamos buscando, lo que estamos comunicando. Para mí la tecnología debe ir en esa dirección, es decir, estamos utilizando la expresión de forma más avanzada porque a hacer las cosas como las hacían nuestros antepasados, no le veo el sentido. Ya se hizo y ya pasó. Lo estamos utilizando de una forma mezclada con algo nuevo, siempre debe haber algo nuevo porque el mundo se actualiza instantáneamente.
- De Ibiza a París, de París a Barcelona, de Barcelona a Dallas. ¿Qué te ha llevado a Dallas?
Pues mira, yo continúo siguiendo a las estrellas, quiero decir, que al final todo es un punto de vista, es una cuestión de escala. Ibiza para mí es lo que decíamos, es el universo a escala reducida y, ahora mismo, el planeta Tierra se está convirtiendo en una isla en medio del universo, y ahora estoy aquí en Texas. Es una cuestión de relatividad, es decir, es lo mismo. Yo voy explorando a ver qué pasa, no sé si volveré a Barcelona, pero de momento voy alrededor al mundo y a ver dónde vamos.
- ¿Has presentado algún producto nuevo en el pasado Salone del Mobile 2023?
Hemos presentado varias cosas. Hemos presentado una silla llamada Odyssey con BD, que es una marca que me gusta mucho porque es la última que queda con un ADN. Se trata de una silla de aeronave con la idea de hacer un sillón para poder viajar en el espacio mentalmente. Tiene varias evoluciones y es toda una colección la que hemos iniciado con esta pieza que tiene diferentes pies, diferentes acabados y busca esta idea de poder viajar creativamente con una buena lectura, dibujando, soñando, simplemente escuchando música o lo que haga falta desde tu sillón.
Y después, hemos hecho otra colección con la empresa Sutherland con la que estoy trabajando aquí en Estados Unidos, que produce muebles de teca para el exterior de muy alta gama. La colección se llamada Mónaco y es un híbrido de plástico reciclado, teca y tejido. Nos hemos planteado la cuestión de poder realizar una silla que puede ser toda de inyección de plástico a un precio muy accesible y después se puede ir vistiendo con diferentes niveles de acabado: puedes tener un asiento de teca, un respaldo de teca, un brazo de teca, un asiento tapizado, un respaldo tapizado e ir haciendo diferentes acabados para diferentes espacios, gustos y precios. Una misma idea llevada a distintos niveles.
Se llama Mónaco porque tiene esta idea de fascinación de la Riviera Francesa, de ese punto donde la tierra se encuentra con el mar, donde se encuentran también dos mundos, el mundo terrestre y el mundo marítimo, y donde a la gente le gusta soñar y vivir la realidad de una forma diferente. Yo creo que donde se encuentran dos elementos distintos, también se pone en práctica una vida distinta.
GalaXsea es el primer hotel espacial solar, ubicado en una estructura impresa en 3D con forma de velero
- ¿Qué es el proyecto GalaXsea?
Para mí, GalaXsea es mi último refugio, allá arriba vuelve a estar mi Ibiza y podemos navegar y descubrir las estrellas sin que nadie te moleste. Ahora ya estamos incluso diciendo cómo debe ser la conquista del espacio. Si es el último espacio libre que nos queda, déjame conquistarlo como yo quiera, déjame imaginarlo de la forma más elegante posible y más divina. No quieras meterme un agujero en medio de Marte con una casa enterrada en un túnel. ¿Qué haremos en Marte? Si no sabemos soñar y abrirnos horizontes, nos mataremos igual que lo hacemos aquí en la Tierra, pero aún más.
Esto es lo que creo que debemos hacer ahora. Para mí, GalaXsea es abrir un horizonte a imaginar el futuro de una forma elegante. El futuro para mí no es más que la proyección de lo que nosotros soñamos, si soñamos de una forma elegante y brillante, vamos a crear un futuro elegante y brillante, que resuelve las cosas. Si queremos que el futuro sea consecuencia de nuestros actos de hoy en día y hacemos unos actos terribles, el futuro será terrible. El futuro es una proyección, nuestro sueño.
Las épocas en las que el futuro ha ilustrado visualmente, de alguna manera, el ideal de nuestra evolución, son aquellos momentos de abundancia, aunque fuera una visión bastante materialista, pero siempre hemos creado un futuro visualmente en el que los coches vuelan, la gente es elegante, no hay dificultad energética, hemos superado todas las dificultades y vivimos con libertad y con abundancia de creatividad y todo fluye. Y por eso es tan dinámico y tan bonito.
Hoy en día ¿dónde está ese futuro que imaginábamos? Cuando era pequeño pensaba que el futuro era en el 2000, ya estamos en el 2023 y parece como si el futuro se hubiera desviado hacia otra dirección. ¿Dónde está el futuro aquel hacia el que habían dicho que íbamos? Pues se ha convertido en algo deformado, como un monstruo, un Frankenstein.
Para mí, el futuro es el GalaXsea, es esa libertad de decir ya hemos llegado, hemos llegado a esa infinidad de placer, una puesta de sol infinita, sumergirte y convertirte en un delfín, algo así, liberador. No algo que te reprime y te esclaviza aún más, y te ata más a la Tierra. Estamos cada vez más hundidos, enterrados, materializados y petrificados, en lugar de liberarnos de la materia, nos hemos enterrado en la materia, por eso yo intento darle esa libertad de presión de la gravedad a mi trabajo. La tierra ya tiene su propia gravedad, pero nosotros le hemos añadido aún más peso y todavía nos aplasta más contra el suelo en lugar de darnos alas.
La lámpara Satellight que hice para Foscarini es esa libertad, esa luz que se quiere escapar y volver a su fuente y que la estás aguantando debajo de una campana de cristal porque si no, se te va. Es la única manera de aguantarla y que no se escape, pero se escapará, porque es su naturaleza. Y nosotros también, nuestra naturaleza es ésta, es escaparse, es fluir hacia arriba, es crecer, es ser más libre. Y nos están o nos estamos, no sé qué es, pero hay algo que nos está atando y atrofiando. Al contrario, debemos encontrar esta fórmula que desactive o nos active hacia otra visión.
Yo creo que habrá una revolución en algún momento, alguien encontrará la fórmula fácil, porque debe ser algo muy sencillo, si no la gente no lo entiende. Es muy difícil entender algo tan complejo. Y debe ser algo muy sencillo para que sea evidente y que todo el mundo diga, esto sí lo sabemos hacer todos y podemos ir hacia allí.
- ¿Nos podrías explicar en qué proyectos estás trabajando ahora?
Estamos trabajando con un proyecto ultra secreto, que te diré, que a ti te revelaré. Estamos diseñando todo el servicio de mesa de la compañía de aviación Delta Airlines, es una colección muy compleja porque responde a muchas necesidades técnicas.
Aquí sí entra también todo el proceso de utilización, de economía, de estocaje, de utilización del servicio para los trabajadores de la compañía en cada fase, porque se empieza por la preparación hasta que el servicio está en tu espacio de Business Class. Pero también está la idea de diseñar una colección que hable de la experiencia de viajar y atravesar el mundo a una velocidad que antes no se podía hacer. Ver las nubes a 8.000 metros de altitud era inimaginable y ahora puedes hacerlo, quiero decir, que lo que estás viendo es un milagro.
Intento explicar a través del diseño lo que podemos hacer en la mesa en ese momento, que haya esa emoción de decir que estamos viajando, que estamos yendo de un país a otro, que estamos atravesando de una cultura a otra, que estamos compartiendo un conocimiento y que todo esto es una experiencia de lo que somos.
El grueso tubo curvado se convierte en estructura y característica distintiva de la serie Strong para la firma Desalto
Imágenes cortesía de Eugeni Quitllet
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