JOSEP LLUSCÀ:
Entrevistamos al diseñador Josep Lluscà (Barcelona, 1948), tras cumplir 50 años de trayectoria profesional. Durante este largo recorrido como diseñador industrial, Lluscà ha tenido la oportunidad de colaborar con innumerables empresas (nacionales e internacionales) de sectores industriales muy distintos, para las que ha diseñado todo tipo de producto: mobiliario doméstico, equipamiento urbano, iluminación, menaje, accesorios, juguetes, electrodomésticos, packaging…
Josep Lluscà, que estudió diseño industrial en la primera promoción de la escuela EINA de Barcelona, donde posteriormente impartió clases y fue miembro del Consejo Rector, tiene un concepto muy claro de lo que es un buen diseño. Su extremada curiosidad por la relación de las personas con los objetos, le llevó, desde un principio, a no querer especializarse en nada, quería probarlo todo.
Bajo su visión de diseñador industrial con una dilatada y exitosa experiencia profesional, Lluscà nos explica cómo fueron sus inicios, cómo resuelve sus proyectos, cuál ha sido la evolución del sector y cómo ve el futuro del diseño industrial, entre otros temas.
Desde 1972, el estudio LluscàDesign ha colaborado con empresas como: ABB Niessen, Actiu, Antonio Puig Perfumes, Arbora&Ausonia, Cassina, DD Resol, Driade, Enea, Escofet, Estel, Famosa, Figueras Internacional, Flos, Fujitec, General Electric, Grupo Forma5, Inoxcrom, Isogona-Bra, La Caixa, Metalarte, Nutrexpa, Ofita, Oken, Panrico, Permasa, Rosenthal, Sara Lee, Simón/Fluvia, Vilagrasa, WMF y muchas otras.
Premiada con un Delta de Bronce y un iF Design, la silla Angie de Resol cuenta con una carcasa inyectada en fibra de vidrio y polipropileno
LA ENTREVISTA:
- Recientemente, has celebrado tu 50 aniversario como diseñador. ¿Cómo descubriste tu vocación por el diseño industrial? ¿Ha ido cambiando tu manera de diseñar y de plantearte un proyecto desde que empezaste hasta ahora?
Siempre me ha gustado inventar cosas y ya de pequeño me hacía mis propios juguetes. A los 18 años, mientras dudaba entre estudiar medicina o arquitectura, un amigo de mi hermana me habló de una escuela de diseño que me pareció muy interesante, la escuela era EINA. El amigo era el diseñador Ramon Isern que había empezado a estudiar allí. O sea que, en 1967, año de la fundación de EINA empecé mis estudios de diseño industrial.
Mi primera etapa como diseñador fue Bauhausiana, minimalista, geometrías puras. Más tarde, en los 80/90, la curiosidad por las formas orgánicas de la naturaleza, del cuerpo humano, la observación de las formas que adquiere el movimiento del agua, de una gota de mercurio, una herramienta prehistórica o un material visto a través de un microscopio, me animaron a experimentar con todo tipo de formas, desde una simple circunferencia ligeramente aplastada hasta las complejas curvas hipocicloides, difíciles de dibujar en aquellos tiempos sin los programas 3D actuales. De la mente al papel o directamente a la maqueta.
- Tu primer encargo fue el sistema de asientos modulares Prolongue, que diseñaste junto con Maribel Querol. ¿Cómo surgió el encargo?
Fue un auto encargo. Maribel y yo lo diseñamos, hicimos un prototipo y se lo presentamos, en 1972, a Luigi Scaletti propietario de la empresa Norma Europ, dedicada a la fabricación de mobiliario de oficina. Scaletti no dudó en producirlo y presentarlo al año siguiente con un despliegue espectacular en la feria más importante de mobiliario de oficina que se hacía en aquellos tiempos en nuestro país. Fue nuestro primer diseño de mobiliario y le estaré eternamente agradecido a Scaletti por creer y confiar en dos “hippies” veinteañeros de la forma en que lo hizo.
- Durante tu larga trayectoria profesional has diseñado objetos pertenecientes a ámbitos muy diversos: electrodomésticos y menaje, iluminación, mobiliario, packaging, equipamiento urbano, ocio y juguete, material deportivo, etc. ¿En qué sector disfrutas más diseñando?
Desde el principio, tuve claro que no quería especializarme en nada, quería probarlo todo. Siempre he sentido una gran curiosidad por la relación de las personas con los objetos, desde un simple envase de jabón líquido hasta una bicicleta estática de entrenamiento dinámico para corredores profesionales. Sin embargo, en los últimos años me he ido especializando en el diseño de mobiliario que es lo que más me gusta.
- ¿Cuál es tu proceso creativo? ¿Es el mismo tanto si diseñas el packaging de una colonia, que una luminaria técnica, un juguete, una olla o una butaca?
Ante el encargo del diseño de un nuevo objeto, siempre parto de la observación de cómo las personas utilizan dichos objetos, de cuáles son sus necesidades, de cómo puedo mejorar lo que ya está hecho para que sea más útil, más confortable, más económico, etc. Para ello, es necesario analizar los productos parecidos que existen en el mercado, pero no sólo para hacerlo mejor, sino también para hacerlo diferente.
- ¿Cuáles son para ti las bases sobre las que se asienta un buen diseño?
Detrás de un buen diseño debe haber una buena idea, porque detrás de una buena idea puede haber infinidad de formas. Todos los factores que intervienen en el proceso de diseño son igual de importantes: forma, función, ergonomía, estética, sostenibilidad, durabilidad, economía, emoción…Para mí, la función más importante del diseño es ser útil y contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas.
Perchero Tipi, producido por la firma esPattio
- Después de 50 años de ejercicio ¿qué es lo que más te satisface de tu profesión como diseñador industrial o de producto?
En el proceso de creación de un producto hay dos momentos que me interesan particularmente: el primero, la emoción que produce el reto de enfrentarse a un proyecto nuevo y desconocido y, el segundo, la satisfacción por haber encontrado la solución al problema planteado y el reconocimiento posterior cuando el diseño se ha materializado. O sea: adrenalina y serotonina.
Después de 50 años de proyectos, que he realizado con la valiosa e imprescindible colaboración de mi equipo, le doy un gran valor a todo lo que he aprendido en cada proyecto y a la acogida que los productos diseñados por nosotros han tenido por parte de las personas que los usan. También debo decir que cuando he terminado un proyecto y veo el producto acabado, siempre pienso que podría haberlo hecho mejor.
- ¿Cuándo empezaste se tenían en cuenta los criterios de sostenibilidad a la hora de diseñar un producto?
En absoluto. A finales de los sesenta, nuestro país comparado con el resto de Europa dejaba mucho que desear a todos los niveles, político, social, cultural, industrial… Lamentablemente el cambio climático, la sostenibilidad, la economía circular… no estaban en la agenda de ningún político.
- ¿Tienes algún material preferido para trabajar?
Hay materiales que a estas alturas me siguen pareciendo mágicos, como el cristal o la madera, el primero por su inalterabilidad al paso del tiempo, su invisibilidad… Poder construir una pared de 12 m² de superficie y 12 mm de espesor que nos protege de la lluvia, del viento y que nos permite ver a través ella me sigue pareciendo algo extraordinario. En segundo lugar, la madera que, con el paso del tiempo, se transforma, envejeciendo de forma natural, cambiando su color, su textura, acumulando cicatrices que no hacen más que embellecerla dándole personalidad, además de contarnos una historia, ya sea una silla de haya heredada de nuestra abuela o una cabaña de roble que con el tiempo ha adquirido un magnifico color gris plateado.
Pero también disfruto con materiales como el plástico o el aluminio por su capacidad de adoptar cualquier forma a través de procesos industriales como el moldeo por inyección, la extrusión, el termoconformado, el soplado etc. De los materiales plásticos me atrae la infinidad de formas, texturas, colores y acabados que permiten, así como su durabilidad e impermeabilidad que le confieren una gran resistencia a los agentes atmosféricos, además de la facilidad de limpieza para eliminar virus o bacterias.
Una buena silla de polipropileno con un diseño atemporal, además de tener un precio accesible para todo el mundo, puede tener una vida muy larga, lo que significa sostenibilidad. Personalmente, creo que deberían prohibirse la mayoría de los objetos de plástico desechables, de un solo uso, y reservar este extraordinario material para cuando su uso es imprescindible. Por ejemplo, en algunos tipos de prótesis medicas o para productos duraderos que requieran de las propiedades tan diversas que tienen estos materiales.
El sistema modular Slim, producido por SIMON, ha sido reconocido con premios como el iF Design, el Delta de Plata, el Red Dot y el Plus X
- Has diseñado muchas luminarias ¿Qué nos puedes decir de la evolución que ha vivido este sector?
De la incandescencia a la luz halógena y de ésta a la tecnología LED. Cada vez que la tecnología cambia, el diseño tiene la oportunidad de innovar y esto es algo fantástico para los diseñadores, pues nos permite trabajar en conceptos nuevos, explorar otros caminos.
Las lámparas halógenas nos permitieron reducir el tamaño de las luminarias, mejorar la calidad de la luz de los proyectores y crear nuevas tipologías de artefactos luminosos. Lo mismo, pero aumentado, está ocurriendo con la tecnología LED, además de otras ventajas como la drástica reducción del consumo de electricidad tanto en el ámbito público como en el doméstico.
Cuando, hace 12 o 13 años, diseñé la colección SLIM SYSTEM para SIMON, el encargo que en su momento me hicieron fue el de diseñar una colección de luminarias LED para entornos de trabajo, que luego fui ampliando a otros sectores como la hostelería, el comercio o incluso el doméstico. En el caso de SLIM, si hubiera sabido cómo, habría diseñado sólo la luz, sin la luminaria, como cuando entra la luz del sol por una ventana y solo ves esa luz y no la de la fuente o el astro que la emite. En este proyecto me importaba más la luz que iba a emitir el objeto que su propia presencia física.
Por esta razón, diseñé un sistema ligero, de formas neutras, dimensiones mínimas y geometrías puras capaces de integrarse en cualquier ambiente. Me habría gustado que la luminaria desapareciera y no interfiriera en el espacio arquitectónico. Pero, como eso es tan difícil como pretender ver el agua sin ver el vaso que la contiene o el grifo que la proyecta, opté por diseñar unas luminarias con una estética minimalista, atemporal y visualmente lo más transparente posible. Las nuevas tecnologías me permitieron insertar un LED lineal de gran potencia dentro de un tubo de sólo 19 mm de diámetro. Por otro lado, pienso que cuanto más ligero y pequeño es un objeto, menos materia y energía consume en su fabricación y en su transporte y, por lo tanto, es más ecológico, sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
- ¿Crees que el diseño español está suficientemente reconocido a nivel internacional? ¿Qué es lo que lo hace exportable?
En los 90, vivimos un boom en el diseño español, que lo proyectó a nivel internacional. Mi experiencia personal fue muy satisfactoria, me llamaron para colaborar con ellas empresas tan icónicas como Cassina, Driade Flos, WMF, Rosenthal, General Electric… Ver mis diseños en sus catálogos fue muy emocionante.
Actualmente, el diseño español está consolidado, a pesar de la competencia brutal de diseñadores de otros países.
Sillón Glove Lounge para esPattio del Grupo FORMA 5, una pieza de mobiliario con un alto grado de personalización
- En tu faceta como docente, has impartido clases en el departamento de diseño industrial de la escuela EINA de Barcelona, la misma escuela en la que te formaste. ¿Ha cambiado el modo de enseñar el diseño de producto desde que tú eras alumno? ¿Ha cambiado el perfil de los alumnos?
Hace ya mucho tiempo que no doy clases, pero, EINA, que es la escuela que mejor conozco, entre otras cosas por haber formado parte de su patronato, no solo ha mantenido siempre su espíritu de libertad creativa, de exploración o de experimentación de sus inicios -donde los estudios de diseño gráfico, industrial o de interiores se interconectaban con los de arte- sino que se han potenciado recientemente con la creación de EINA IDEA y un profesorado a la altura de las mejores escuelas del mundo.
- En un mundo tan globalizado ¿cómo es posible ser completamente original? ¿Cómo diferenciar un buen diseño de un mal diseño o un buen diseñador de un mal diseñador?
A veces, confundimos originalidad con extravagancia y, a veces, ésta nos lleva directamente al kitsch, a diseños de pasarela, como ocurre en el sector de la moda. No solo hay que hacerlo diferente, hay que hacerlo mejor.
Con el diseño pasa lo mismo que con el colesterol: existen el bueno y el malo, pero el bueno compensa el malo. Aunque, actualmente, las fronteras entre el diseño, el arte o la artesanía son muy difusas, a mi entender, un buen diseño debería cumplir cuatro condiciones fundamentales: debe ser útil, novedoso, necesario y bello si es posible, aunque también me vale si es feo pero simpático.
- ¿Hacia dónde crees que va el diseño industrial? ¿Cuál es el camino que debería seguir?
Hace ya muchos años que sustituimos el lápiz y el papel por el ordenador y las impresoras 3D. En el diseño industrial ya se está usando la IA. Podremos sustituir la mano, pero nunca podremos sustituir la mente humana que dirige y controla estos artefactos, la que introduce la información y la que toma la última decisión, disruptiva, si es necesario yendo totalmente en contra de lo que dictan las normas o los estudios de mercado.
- ¿En qué proyectos estás trabajando ahora?
Entre los más interesantes que estamos desarrollando actualmente en el estudio, quizás destacaría un sistema de asientos plegables y escamoteables para estadios, instalaciones deportivas, auditorios etc. para la empresa FIGUERAS SEATING, una colección de mesas de aluminio para una empresa alemana, una colección de productos para la cocina y la mesa para la empresa BRA que se presentará en 2025, una colección de luminarias… una tumbona de playa para RESOL… una silla polivalente para FORMA5/ ESPATTIO…
El sillón Woody Lounge para Resol se fabrica en polipropileno y fibra de vidrio, pudiendo utilizarse tanto en interiores como exteriores
Imágenes cortesía de Lluscà Design
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