El diseñador industrial Marc Morro. Fotografía: José Javier Serrano
MARC MORRO:
Marc Morro (Mallorca, 1983), estudió Diseño Industrial en la escuela ELISAVA de Barcelona, ciudad en la que vive y tiene su estudio en el barrio del Poblenou. Antes de montar su propio estudio, Marc Morro trabajó durante varios años en la agencia de publicidad Villar-Rosàs y, más tarde, junto con Oriol Villar -uno de los socios de la agencia- fundó AOO (Altrescoses Otrascosas Otherthings), una tienda/editora de objetos y mobiliario ubicada en la calle Séneca de la Ciudad Condal.
En 2008, el diseñador lanzó Surtido, una plataforma para jóvenes diseñadores nacionales, que recibió el Premio Ciudad de Barcelona de Diseño, en 2010. También fue director de Pecha Kucha Barcelona.
Desde su estudio, Marc ofrece servicios creativos y de desarrollo de mobiliario por encargo y/o a medida para particulares, marcas y empresas. En sus diseños, apuesta por un trabajo austero, honesto y fácil de fabricar, de montar, de entender, de usar. Uno de sus últimos trabajos es el Taburete 8, diseñado para la firma danesa de mobiliario HAY.
Hablamos con Marc Morro para que nos explique cuál ha sido su trayectoria, qué es para él un buen diseño, quiénes son sus referentes, etc.
LA ENTREVISTA:
- ¿Cómo te autodefinirías?
Como diseñador de muebles, aunque lo que hago tiende un poco a lo que hacía Carlos Riart, a quien le tengo bastante cariño y es un fuerte referente para mí porque era muy artesano del diseño. Riart diseñaba el mueble más desde dentro que desde fuera y, quizás, yo le robo un poco esta manera de diseñar, pero por admiración.
- ¿De dónde viene tu vocación? ¿Por qué escogiste esta profesión?
La verdad es que no tengo una historia bonita ni mágica acerca de cómo llegué a ejercer esta profesión. Empecé a estudiar diseño porque reunía cosas que me interesaban, sin saber muy bien qué estaba estudiando.
Mi hermana había estudiado arquitectura y, a mí, la arquitectura me gustaba, pero quizás no me veía tanto en ese mundo. La carrera de diseño era un poco más generalista. Había diseño gráfico, de interiores, de producto, etc. Era un tipo de carrera que cuando empezabas era más abierta y luego la ibas cerrando. Tras varios años de estudio, empecé a encontrarme más y descubrí que lo que más me gustaba era el tema del mobiliario y del objeto.
- ¿Qué fue AOO (Altrescoses Otrascosas Otherthings)?
Para explicar AOO, yo siempre me remonto a que, cuando acabé la carrera, estuve un año en Nueva York, donde fui a vivir y a estudiar inglés. Al volver a Barcelona, no estaba muy interesado en entrar en un estudio de diseño puro y duro, y hablando con varios profesores que había tenido muy cerca a lo largo de mis estudios, como Daniel Cid, que era jefe de estudios de mi promoción, y luego Curro Claret, que, de hecho, es el profesor que más clases me ha dado y estoy muy orgulloso de poder decirlo ya que le tengo una admiración muy especial, me dijeron ¿por qué no pruebas en publicidad?.
Ellos trabajaban en ELISAVA y, a veces, recomendaban diseñadores a diferentes agencias de publicidad, sobre todo gráficos, aunque había agencias que buscaban todo tipo de perfiles. Lo interesante de una agencia de publicidad, o quizás en las más especiales, es que, en una agencia, además de hacer anuncios y gráfica, al final el resultado puede devenir cualquier cosa.
En ese momento, Villar-Rosàs, que era una agencia independiente que llevaban Oriol Villar y Jordi Rosàs, tenía un buen contacto con Daniel Cid y fue él quien me puso en contacto con ellos. Desde la primera entrevista, entré en un mundo muy interesante y descubrí a una serie de creativos que me mostraron una manera muy interesante de entender la creatividad.
Estuve tres años trabajando en publicidad en esta agencia y, aunque me gustaba mucho, al cabo de tres años yo ya tenía bastante. También había llevado una plataforma que se llamaba Surtido en la que nos juntábamos muchos diseñadores jóvenes para hacer proyectos juntos y un día me reuní con Uri Villar para explicarle que me quería ir de la agencia y seguir con lo mío.
Uri siempre hablaba mucho de hacer otras cosas, de la idea de que muchos publicistas tienen una pasión: les encanta escribir o dibujar o hacer fotos, pero se dedican a la publicidad porque les da dinero y les permite hacer proyectos grandes. Para él, lo interesante era que esos creativos acabaran haciendo otras cosas. Por otra parte, a Uri siempre le rondaba la idea de que le gustaría tener un departamento en la agencia donde la gente pudiera hacer otras cosas.
Justo en ese momento, habíamos vivido la crisis del 2008 y 2009, y la agencia había perdido una serie de clientes y había reducido la plantilla, con lo que sobraba espacio físíco. Entonces, Jordi y Uri me dijeron «¿qué te parece, si en lugar de irte, te contratamos y haces otras cosas? Tú te dedicas a hacer tus otras cosas y, además, a motivar a que la gente haga otras cosas. Y así se creó “Otras cosas de Villar-Rosàs”.
Cajón 3MO en contrachapado de pino, una pieza producida por AOO desde 2014 a 2020 y, actualmente, fabricada bajo demanda. Fotografía: Claudia Mauriño
Poco a poco, se fue convirtiendo en una especie de lugar donde pasaban cosas, hacíamos exposiciones mensuales con diseñadores de fuera, talleres, conferencias, pases de películas, cenas… y durante tres años más funcionó como una especie de espacio donde iban sucediendo todas estas cosas. Al final, esto no dejaba de ser una campaña de publicidad de la agencia porque era un proyecto que ellos subvencionaban de manera desinteresada.
Me pasé tres años mostrando cosas que me gustaban, de gente que me gustaba y me interesaba mucho, además de conocer a mucha gente. A los tres años, la agencia se disgregó y cada uno fue por su lado. Uri y Jordi emprendieron sus propios caminos y fue entonces cuando Uri me propuso ¿por qué no hacemos algo juntos? Yo con mi interés en el mundo del diseño y del objeto y el interés de Uri por hacer otras cosas, además de por la carpintería y el diseño, porque su abuelo había sido carpintero y tenía muy buen recuerdo, nos juntamos y montamos AOO, de hecho, eran las iniciales de “otras cosas” (Altrescoses Otrascosas Otherthings).
AOO empezó siendo una tienda de objetos que nos gustaban y que también tenía una selección de piezas que habíamos editado o auto diseñado nosotros, también teníamos una silla de Miguel Milá. Durante un tiempo, AOO fue una especie de tienda editora, más tarde se convirtió en una editora con menos selección de producto y luego, poco a poco, nos fueron entrando encargos más particulares de gente, de hoteles o de restaurantes. Al final, ofrecíamos casi más un servicio de “a medida” que de tienda y decidimos mudarnos a la calle Cristóbal de Moura, como showroom de AOO, ya entendido como una marca en sí misma.
Todo este proceso de pasar de tienda a estudio, duró unos seis o siete años, pero llegó un momento en que con Uri todo muy bien, pero yo tenía interés en desarrollar mi carrera más personal y él estaba también más implicado con su gente de publicidad, así que decidimos que lo habíamos pasado muy bien, pero que era el momento de dejarlo. Entonces, monté el estudio que tengo ahora.
- ¿Qué es ahora el estudio Marc Morro? ¿Qué servicios ofrece?
En Marc Morro estudio ofrecemos principalmente servicios a empresas de diseño para que editen o fabriquen lo que ellos nos pidan o lo que yo tenga. Esto para mí es lo principal. Aunque, es cierto, que continúa habiendo un remanente en el estudio de trabajar a medida para algunos proyectos, aunque de una manera más parcial, porque lo otro lleva mucho tiempo. Tengo proyectos especiales o clientes de siempre, que todavía me interesan y salen cosas interesantes que, algunas veces, me sirven como semilla para luego hacer otras cosas. Por otro lado, tengo también diseños propios que voy arrastrando y que todavía no han sido editados por nadie. Éstos los vendo yo por mi cuenta.
Digamos que en el estudio siempre tengo la mentalidad de que más o menos el 50% de lo que se hace no es para nadie. Para mí es muy importante tener clientes que te pidan cosas y, a su vez, hacer cosas por iniciativa propia, porque al final todo se va fusionando. Muchas piezas que hago se quedan hechas y tienen una vida independiente, mientras que otras sirven de semilla para clientes que, de repente, entran en el estudio y me piden algo, así ya no empiezan de cero.
Otras veces es al revés: haces cosas con el briefing de un cliente que tiene las cosas muy claras y por lo que sea eso no va ningún sitio. En el proceso de diseñar con una marca pueden pasar muchas cosas y el proyecto se puede caer. Ese proyecto que no sale, se va al otro lado, a mi lado como producto independiente o se convierte en algo más. Por eso tengo bastante interés en mantener esta metodología con una doble vertiente.
- ¿Cómo definirías los objetos que creas? ¿Cuáles son los principios básicos que tienen las piezas que diseñas?
No me gusta definir mucho los objetos que hago, prefiero que lo hagan los demás. Te puedo decir cosas que han dicho y que a mí me gustan. Hice un libro hace mucho tiempo y le pedí a Igor Urdampilleta de Arquitectura G que me hiciera una introducción. En ella, decía cosas que me gustaban y, sobre todo, me gusta cuando la gente dice cosas que yo no había pensado y que me cuadran como descripción. Hay una cosa que explica Igor que es verdad, él habla mucho del arquitetipo y dice que mi trabajo tiene que ver con la búsqueda de arquetipos donde una mesa es una mesa y una silla es una silla. Aunque parezca muy obvio, porque lo es, a la hora de diseñar es así.
Y hablando de forma muy generalista, diría que mis principios serían: diseñar de una manera sencilla, ser lo más eficiente posible en el diseño y que sea fácil. Siempre que entra un proyecto a medida intento -incluso ya lo hago casi por cualquier proyecto- tener en cuenta evidentemente al cliente final, que es quien lo va a recibir y quien te pasa el briefing. Pero también intento pensar mucho en el que lo va a fabricar y trato de ponérselo fácil. Creo que intentar resolver la pieza pensando también en que quien la va a hacer, acaba reflejándose en el resultado.
Prototipo de la Silla 8 Modelo Clásica. Las láminas planas de madera contrachapada se curvan gracias a la presión conseguida mediante los tornillos, sin necesidad de maquinaria. Fotografía: José Javier Serrano
- Has diseñado el Taburete 8 para la empresa danesa HAY ¿Cómo surgió esta colaboración? ¿Es tu primera colaboración con una empresa de mobiliario europea?
Sí, es la primera colaboración con una empresa europea. Lo del Taburete 8 es un buen ejemplo de lo que te explicaba antes sobre mi estudio. El Taburete 8 es una pieza que viene de la Silla 8, que es la primera que se hizo, y es un ejercicio que se empezó a hacer y en 2018. Sencillamente, partía de una inquietud mía de hacer una silla que fuera toda de madera y conseguir cierta ergonomía y comodidad. Esto pasaba por curvar el contrachapado para poder lograr una mejor geometría ergonómica para el cuerpo y, en ese momento, yo no disponía de la maquinaria necesaria para poder fabricarla, lo hacía todo más por mi cuenta y en mi taller. Entonces, surgió esta idea de curvar el contrachapado por presión. Hay una estructura, sea de una silla o de un taburete, y al presionar sobre ella el contrachapado plano con un tornillo, el contrachapado se curva de diferentes maneras en función de la fuerza que ejerzas en cada tornillo y, así, puedes generar un asiento y un respaldo adaptado a lo que estás buscando.
Todo esto devino en una silla que desarrollé y vendía por mi cuenta. De la silla apareció la butaca, de la butaca apareció la silla de brazos y luego nació el taburete. Estas piezas las tenía yo en mi estudio, pero cada una tiene su independencia. La silla pasó por AOO un tiempo, también por exposiciones en galerías o por un particular que me la compraba directamente. Pero llega un día en que tienes una pieza que te parece interesante y que te gustaría que fuera más allá y que te deje, que de alguna manera se independice de ti y que se vaya con otro que la mantenga, que se busque la vida.
Lo de HAY fue un poco de carambola como ocurre a veces. Aunque siempre hay un componente muy grande de suerte en todo, en mi caso fue tan tonto como contactar con HAY directamente y que se diera la coincidencia de cogerles en un momento en que me escucharon. Les enseñé todo el proyecto y el proceso de la Silla 8. Yo sabía que, en principio, la silla y la butaca eran piezas quizás con mucha singularidad para ellos, porque HAY, sí que tiene una línea con ciertas singularidades, pero a la vez, tiene una austeridad visual en su colección muy amplia en este sentido. Pero por el taburete sí que se interesaron y empezamos a trabajar.
Empezó la colaboración en 2021 y el taburete ha salido al mercado a finales del 2024. Ha sufrido una serie de cambios para hacer un producto más comercial, pero la esencia es la misma. Ya hace tiempo que estaba terminado, pero como HAY trabaja con muchas piezas, aunque el producto esté listo antes, tiene un calendario estipulado de cuándo van a lanzar cada una de ellas.
HAY me parece una firma muy interesante y, que de repente, siendo quienes son, no tengan muchos tapujos a la hora de elegir la pieza de un diseñador, está muy bien. No se limitan a autores consagrados a los que han ido a buscar voluntariamente, sino que en su catálogo de productos también tienen autores jóvenes, autores independientes, etc. y yo creo que esto le da como un buen elenco a la marca.
- ¿La madera es el material con el que te sientes más cómodo diseñando objetos?
Prototipo en madera del Taburete 8. Desde 2024, está siendo producido por la empresa danesa HAY con estructura metálica y una sola lámina de madera contrachapada que hace de asiento. Fotografía: José Javier Serrano
- ¿Qué es para ti un buen diseño?
Para mí un buen diseño… te pongo ejemplos, un muy buen diseño es una pelota de Me parece una maravilla porque no es nada, es una pelota que tiene un diámetro como de tres centímetros, el plástico del que está hecha es finísimo, es una esfera perfecta y no pesa nada porque el material que tiene es 99% aire. Tiene cierta aspereza cuando la tocas, bota increíble y da una precisión absoluta al deporte, para mí es increíble, me parece un objeto fascinante. .
Me pasa un poco lo mismo con los palillos chinos, también me parecen un buen diseño. Yo me veo comiendo con cubiertos: con un cuchillo, un tenedor, una cuchara y me parece todo como muy bruto. Es como si alguien hubiera cogido los utensilios que se usan en cocina para cocinar: cuchillos grandes, cucharones, tenedores grandes para pinchar y lo hubiera hecho todo más pequeño para llevarlo a la mesa. Con los palillos han pensado. Se cocina con un cuchillo de cocina… y para comer se utilizan estas piezas que, aparte, requieren de cierto aprendizaje y de cierta habilidad y son solo dos bastoncitos de madera iguales.
Me parece un objeto que te permite coger cualquier cosa, creas una pinza externa a tus dedos. Al final, es como la sofisticación de coger la comida con la mano porque es el mismo gesto que haces con los dedos, pero lo haces con dos palillos.
- ¿Quiénes son tus referentes?
Por ejemplo, a mí Curro Claret, a quien lo he tenido cerca, me parece una persona única. Tiene una forma de hacer que no hace nadie más. Es como muy único. Otra persona muy cercana a él es Martí Guixé, que me parece muy bestia. Creo que siempre ha estado muy adelantado a su tiempo, muy por delante de todo y acertando en lo que luego vendría. Ahora que está tan de moda el food design, pues él ya estaba con el food design hace veintidós años cuando yo empezaba a estudiar.
Y si hablamos de referentes clásicos, diría todo el trabajo de los italianos como Enzo Mari o Magistreti e incluso Munari, sobre todo, por su trabajo teórico y su manera de analizar las cosas. Podían diseñar una silla o dibujar un cuadro o escribir un cuento y todo de una manera muy orgánica y muy sensible. Hoy, eso no existe. Además, siempre estaban como muy enfocados a la educación, a enseñar las cosas. Por ejemplo, si coges todos los cuentos que tiene un Munari para niños, son una maravilla, pero lo son para ti, es un objeto en sí mismo. Tenían una manera de ser muy brutal y que, al final, fueran un poco los padres del diseño es maravilloso.
Si nos vamos más al norte, diría todo el trabajo de Alvar Aalto. Por ejemplo, Hoy en día, lo vemos y nos parece algo normal, pero lo que él hizo ahora no se hace, ni siquiera la manera de hacer. Actualmente, se utiliza contrachapado, mientras que él hacía una especie de fusión del macizo con el rechapado para generar una curva que luego adaptaba a toda una colección, lo cual es como muy exquisito.
Lo mismo pasa con Rietveld. Tú, ahora, ves sus piezas y te parecen muy modernas, pero este señor en los años 20 estaba haciendo eso. O sea, en esa época en que todas las piezas de mobiliario eran como muy preciosas, decorativas, talladas -sin quitarles valor porque son increíbles- con estas formas como de mueble clásico y, de repente, llega este señor y se pone a hacer eso en esa época, y todavía es moderno. Aún estamos intentando hacer lo que él hacía y él ya lo hacía entonces.
- ¿Trabajas siempre por encargo o también diseñas objetos y los editas tú mismo?
En el estudio, para mí es igual de bueno que entre un cliente y te pida algo, como que tú mismo lleves a cabo alguna cosa porque, al final, ambas cosas van un poco en paralelo y saltan a veces de una a otra y a veces no.
Hay cosas que voy haciendo y las acabo vendiendo yo mismo. Luego, está cuando te aparece una marca o una persona y te pide algo. Me parece importante que ambas cosas estén conviviendo, sobre todo, porque la tuya, la paralela, ayuda mucho a la de las marcas, bien porque no empiezas de cero o porque les interesa algo que ya tienes. El ir trabajando en cosas, a mí me da seguridad, me siento más seguro haciéndolo de esta manera.
Echelle Kamanar, en pino amarillo macizo, fue diseñada para la escuela de secundaria CEM Kamanar, al sur de Senegal, el primer proyecto de la organización sin ánimo de lucro Foundawtion. Fotografía: Rik Benjamins
- La organización sin ánimo de lucro Foundawtion encargó al estudio Marc Morro el diseño del mobiliario de la escuela CEM Kamanar, destinada a alojar a más de 500 estudiantes de secundaria en un pueblo de la región de Casamance, al sur de Senegal. ¿Qué piezas diseñaste para la escuela y qué significó ese proyecto para ti?
Fue una gran experiencia, pero no tanto porque se trataba de otro país y otra cultura donde siempre se crean sinergias interesantes, sino, sobre todo, por el tamaño del proyecto, era un proyecto muy grande.
La historia empezó un día en que me vino a ver Ramón Úbeda y me dijo que tenía unos amigos que estaban haciendo una escuela en Senegal y que buscaban a alguien para hacer el mobiliario. Mas tarde, conocí a Luís Morón y David García, que, junto con Carmen Revilla y Javier Royo, estaban metidos en la fundación Foundawtion, donde se habían unido cinco colegas casi por amor al arte y por inconsciencia, y habían decidido construir una escuela de primaria en Kamanar (Senegal).
Empezaron a recaudar fondos y a construir este lugar, intentando recuperar todo el elenco vernacular. La escuela se estaba desarrollando de una manera en la que todo se había construido allí con materiales locales. Los trabajadores eran del pueblo porque era lo más fácil y lo más práctico, además de proporcionar trabajo a todas estas personas durante los años que duró el proyecto. De hecho, los ladrillos de la escuela se construían compactando la tierra extraída del solar. Había una historia muy bonita en la vernacularidad de la arquitectura y en la gente que lo hacía.
Para el mobiliario sí que había un poco de briefing. Decidimos que, además de que se utilizasen las maderas de allí porque todo el tema de importación en ese lugar es muy complicado, también se fabricara allí. Entonces, desarrollé una colección de muebles con unas connotaciones muy sencillas en su construcción, no tanto porque no hubiera allí la habilidad para realizarse, sino, porque empezábamos con 500 sillas y 250 mesas. Había una gran cantidad de piezas que tenían que hacerse y, al depender de donaciones, tampoco había tanto dinero para poder llevarlo todo a cabo. Así se fue desarrollando toda la colección entera y durante tres o cuatro años estuve trabajando con el carpintero de allí como si fuera el de aquí.
Hicimos un manual que se acabó cuando se acabó la producción porque todo iba en paralelo. Lo bonito fue que involucré a Bendita Gloria, que son unos diseñadores gráficos, para que ellos diseñaran el manual a partir de toda la información que yo les pasaba: dibujos, planos, de todo, y ellos lo ensalzaron de una manera maravillosa haciendo este libro que, al final, resume todo lo que pueden hacer y les sirve para tenerlo allí. Así, si tienen que reproducir lo que sea, que lo puedan utilizar.
También hicimos una edición que se puso a la venta para que la gente pueda reproducir las piezas del manual, siempre que sea sin ánimo de lucro, evidentemente. De esta manera, cualquier persona que quiera hacer un proyecto social puede utilizarlo.
Este proyecto es tópicamente de ensueño porque se trata del mobiliario para una escuela, fue una experiencia muy especial. Ninguno de nosotros cobraba nada por el trabajo que hacía, pero yo hacía el trabajo recibiendo lo que yo estaba buscando, es decir, nunca me sentí que estuviera ayudando.
- ¿Puedes compartir con nosotr@s un proyecto del que estés especialmente orgulloso y qué lo hace único en tu carrera?
A la familia 8 le tengo bastante cariño por todo lo que ha significado y que ahora haya culminado en HAY me parece bueno, me gusta. Igual que la colección de Kamanar en Senegal. Y a lo que le tengo quizás un cariño especial es al taburete Manolito, es la primera pieza que hice y que me editaron en 2012 los de Indoors y todavía está ahí.
El taburete-mesita-escalón-estantería Manolito en pino y DM es una reinterpretación, llevada al ámbito doméstico, de los asientos que los albañiles solían construir con 4 o 5 piezas de madera. Fotografía: José Hevia
- ¿Cómo integras la sostenibilidad en tus diseños y qué materiales y procesos consideras más importantes para lograrlo?
Bueno, la sostenibilidad no existe si eres un ser humano, hagas lo hagas no estás siendo sostenible. Para serlo, tendrías que irte a vivir al campo, desnudo y vivir en una cueva. Entonces, partiendo de ahí, la sostenibilidad no es algo que tiene un proyecto o no lo tiene, siempre ha de estar presente. ¿De qué manera? Bueno, pues siendo coherente, que el proceso que se utilice tenga coherencia y, sobre todo, que sea un producto duradero.
En cuanto a la elección de materiales, tomemos el ejemplo del plástico, que sería como el tópico de la no sostenibilidad. Si utilizas plástico para un uso diario y luego lo tiras, no eres sostenible. Pero, si utilizas plástico para hacer una silla que dura 40 años, eso es sostenible. El plástico es un material fascinante.
El espíritu sería hacer las cosas con una durabilidad, te diría eterna, y hacerlas con lo mínimo necesario para que puedan ser hechas y que, a la vez, tengan un valor que valga la pena, que sea lo suficientemente singular como para que salga a la luz.
- Como diseñador, ¿qué le has pedido a 2025?
Como diseñador, para 2025 le pido el asistente de la película “Her”, que además ya está aquí. Es decir, el asistente de Joaquín Phoenix que le resuelve todas las cosas, desde contestarle un e-mail, ponerle en contacto con alguien, etc. pero de manera verbal. Yo en el programa de 3D todavía tengo que dibujar, habrá un día que verbalizarás lo que quieres en un programa 3D y él te lo irá dibujando todo. Precisamente, el año en el que pasa la historia de la película “Her” es el 2025. Yo le pediría al 2025 que la IA sea un mundo utópico y no distópico, que toda esta distopía que hay en nuestra sociedad se convirtiera realmente en una utopía real.
Imágenes cortesía de Marc Morro
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