SEDE Y SHOWROOM DE JANOŠÍK:
La reflexión en torno a la calidad de las ventanas y su capacidad para moldear el espacio y la atmósfera mediante la conexión con el paisaje circundante ha sido el motor conceptual que ha guiado el diseño de la nueva sede y showroom de Janošík, empresa familiar checa especializada en ventanas, puertas y ventanales correderos de vidrio de estilo contemporáneo. El proyecto, situado al pie de la cresta de los Cárpatos Blancos, en la República Checa, ha sido concebido por Jakub Janošík, responsable del diseño y la dirección creativa de la firma.
El edificio renació a través de la reconstrucción de una nave cooperativa de los años 50, originalmente utilizada como almacén de grano. Lo que antes era una estructura cerrada ha sido abierta tanto simbólica como físicamente. Una barrera se ha transformado en un vínculo entre el edificio, el prado y las vistas lejanas, para revelar la esencia misma de las ventanas. El edificio se llama Spoj, que en checo significa El Vínculo.
Diseños poco convencionales
La edificación se entrelaza con diversas soluciones de ventanas y puertas, convirtiéndose tanto en un escaparate de posibilidades como en un experimento de forma y función. Desde paredes correderas de vidrio de gran formato hasta ventanas más pequeñas y específicas, en diferentes materiales y acabados. En el espacio, también se presentan diseños poco convencionales como ventanas corredizas que flotan en un campo electromagnético, lo que permite mover incluso tamaños inusualmente grandes; puertas pivotantes; una ventana con asientos cuyo vidrio se retrae para que uno se encuentre directamente en el jardín; una ventana que levita en medio de un panel de vidrio; y ventanas y puertas revestidas de latón o corten.
La arquitectura y la atmósfera del edificio se moldearon a partir de una reflexión sobre lo que significa una ventana de calidad: encarnar la filosofía de conectar la arquitectura con el paisaje, abrirse a la naturaleza, generar transiciones fluidas entre el interior y el jardín, y ofrecer vistas sin obstáculos. Al mismo tiempo, existía el deseo de que el edificio no perturbara el entorno natural. Por ello, su presencia exterior es más áspera y oscura, mientras que el interior se mantiene sobrio y sereno.
Reducir la nave original a sus formas más esenciales
El volumen arquitectónico entrelaza dos cuerpos: la nave original, con su forma tradicional a dos aguas, y un nuevo “abrazo” de hormigón que abre el edificio hacia el paisaje. Este gesto integra el prado directamente con la arquitectura: desde las oficinas, situadas a cinco metros sobre el nivel del suelo, se accede directamente al exterior. Originalmente, la nave estaba separada del prado por una carretera y una valla, rodeada de muros. La intervención ha reducido la forma de la nave original a sus líneas más esenciales, enfatizando así el diálogo entre ambos volúmenes. Desde tres de sus lados, el edificio se presenta casi como un monumento; hacia el paisaje, sin embargo, se suaviza y se integra en el terreno, convirtiéndose en una ligera línea horizontal.
Para destacar la estructura de acero del interior, la nave fue aislada del exterior y se revistió con madera pintada de negro. En este volumen de madera, se abrieron cuatro grandes huecos. En cada hastial, se dispuso una única ventana de gran formato. La mayor -de 9 × 3,2 metros- se sitúa en la fachada principal, revelando lo que ocurre dentro y actuando como un claro gesto de bienvenida para los visitantes. En el lado opuesto, en cambio, se abre la ventana más pequeña y pintoresca.
Logias retranqueadas en los laterales del edificio
Logias retranqueadas en los laterales del edificio permiten el acceso directo desde las oficinas individuales. En el lado sur, éstas se extienden hacia una terraza y un jardín. Además, funcionan como protección solar: evitan el sobrecalentamiento en verano y permiten la entrada del sol bajo durante el invierno. Siguiendo la misma línea de sostenibilidad, la reutilización de la estructura existente conllevó su correcto aislamiento y nuevas ventanas que redujeron el gasto energético. Por otra parte, en los días calurosos, se puede utilizar refrigeración por suelo radiante. Además, el tejado está equipado con paneles solares a ras de la superficie, integrándose con el volumen negro del edificio, lo que le permite integrarse discretamente en el paisaje.
La elección de los materiales y los colores estuvo guiada por una actitud de contención, con el objetivo de permitir que las fuerzas de la naturaleza resonaran en el interior y se fusionaran con el paisaje exterior. La fachada está revestida con alerce pintado de negro que deja visible la veta natural de la madera. El hormigón, teñido en un tono arena, fue vertido por capas para que su apariencia resultara más geológica que técnica. El interior es blanco -una galería para las imágenes del paisaje- y se enriquece con abeto blanqueado, roble natural, hormigón en gris oscuro y lino. Su expresión retoma el lenguaje de la arquitectura tradicional de Valaquia.
El espacio interior se configura a partir de las logias retranqueadas, la cubierta abierta y un corredor central que atraviesa el edificio. Las oficinas y salas de reuniones se disponen a los lados, cerradas para permitir un trabajo sin interrupciones. La zona central, en cambio, es abierta, como una plaza común, y se conecta con el jardín y el prado a través de un muro de vidrio corredizo.
Mobiliario diseñado a medida
El mobiliario fue diseñado y fabricado a medida para este edificio. Las mesas, estanterías y la cocina fueron realizadas en el propio taller de la empresa, mientras que los elementos metálicos y el mobiliario auxiliar se produjeron en lugares cercanos. Los productos comerciales son escasos: algunas sillas de Ton, Audo o LD Seating, y el equipamiento de oficina. El diseño del mobiliario no busca llamar la atención y la decoración es prácticamente inexistente. En su lugar, el espacio se llena de vistas constantes al paisaje y de las fuerzas naturales que penetran en el interior, dando forma a momentos espaciales: la estructura, la luz, la oscuridad, la proporción, la altura, el ritmo, las transiciones entre lo abierto y lo cerrado, y la sorpresa.
Donde las fuerzas de la naturaleza no alcanzaban, tres intervenciones de diseño artístico amplían la conexión entre el edificio y el paisaje, surgidas de una reflexión compartida sobre la atmósfera. En el acceso principal, Maxim Velčovský creó Hills, una pieza entre escultura y escalera, tallada en madera maciza, que evoca las siluetas de los Cárpatos Blancos y funciona como anfiteatro frente a un gran ventanal. En los espacios más vacíos, Lukáš Musil aporta una serie de 15 pinturas concebidas como un tránsito espiritual entre el interior y el paisaje, aplicando el pigmento desde el reverso del lienzo para generar una presencia silenciosa y profunda. Por su parte, el estudio Dechem traduce la materialidad desnuda del edificio en una colección de luminarias y objetos de vidrio soplado, cuyas texturas únicas dialogan con la luz, la intimidad y la esencia del lugar.
LAS IMÁGENES DE FILIP BERÁNEK:
FICHA TÉCNICA:
- Proyecto: sede y showroom de Janošík.
- Ubicación: Valašské Příkazy, 81 (República Checa).
- Superficie: 1.050 m².
- Completado: 2025.
- Autor: Jakub Janošík.
Colaboradores:
- Escultura Hills: Maxim Velčovský.
- Pinturas Through Landscape: Lukáš Musil.
- Luminarias Holt y objetos de vidrio: Dechem Studio.
Materiales:
- Madera: ventanas, puertas, fachada, mobiliario y escaleras.
- Hormigón: extensiones, brazos y suelo.
- Lino: cuadros y cortinas.
- Acero y latón: marcos de ventanas y puertas.
Cerramientos:
- Ventanas y puertas: Janošík Okna-Dveře.
Mobiliario:
- Sillas: 33 (Ton) y Co (Audo).
- Sillas de oficina: LD Seating.
Iluminación:
- Focos: Magic Pro (Prolicht).
Fotografías: Filip Beránek. FILIO BERÁNEK EN INTERIORES MINIMALISTAS
PLANIMETRÍA:
AXONOMETRÍA:
SOBRE JAKUB JANOŠÍK:
Dentro de la empresa familiar checa Janošík, dedicada a la producción de ventanas, puertas y paredes de cristal para la arquitectura contemporánea, Jakub Janošík es el encargado del diseño y la dirección artística. Aunque Jakub no es arquitecto, su trabajo en este ámbito y su admiración por aquellos profesionales con la libertad de crear despertaron en él un profundo interés por la arquitectura. Con el paso del tiempo, la buena arquitectura se convirtió en el motor de sus viajes alrededor del mundo.
Poco a poco, fue desarrollando una visión propia, lo que le llevó a la necesidad de darle una expresión tangible: «Me fascina la arquitectura que no sofoca las fuerzas del paisaje y la naturaleza, sino que las deja brillar. Idealmente, juega con ellas y las complementa desde lo cultural. Es respetuosa, tanto visual como materialmente. Y, sin embargo, se mantiene firme y contemporánea. Extrae conscientemente la fuerza y la atmósfera de la naturaleza, procurando dañarla lo menos posible. Y cuando, además, logra ser expresiva, entonces todo encaja como debe ser. Los paisajes contemporáneos, muchas veces, están más destruidos que moldeados por la civilización».
Fotografía: Filip Beránek
Fuente: LINKA
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