LZF LAMPS: WOOD TOUCH BY LIGHT:
LZF se creó a finales de 1994, cuando Mariví Calvo -nacida en Valencia y artista de profesión- y Sandro Tothill, de origen australiano, estaban experimentando con unas chapas de madera sobre una mesa de luz, en su pequeño taller, para desarrollar un objeto de decoración de uso personal. El resultado les cautivó: la luz detrás de la chapa proyectaba la belleza de la madera e irradiaba una delicada calidez al ambiente. Así nació Luzifer («hacer luz»), con la vista puesta en lo poético, por un lado, y en lo funcional, por el otro, mientras aportaba una nueva narrativa de iluminación.
En 2020 y tras 26 años de recorrido empresarial, la firma ha sido galardonada con el Premio Nacional de Diseño en la modalidad «Empresas». El jurado ha valorado en LZF, «la estrategia empresarial «centrada en el diseño, la creatividad y la sostenibilidad medioambiental, con una gran carga emocional y conceptual que se traduce en una alta calidad percibida y funcional de sus productos”.
Ecología, sostenibilidad e innovación.
Desde sus inicios, LZF ha utilizado la chapa de madera como una herramienta para expresar sus valores: su compromiso con la ecología, la sostenibilidad y la innovación. Sus fundadores apuntan que utilizan la madera como materia prima “porque es un elemento ancestral, que tiene que ver con la naturaleza y con el fuego”.
En 2001, la firma de iluminación dio un salto cualitativo con el desarrollo de la patente de un nuevo tratamiento para la madera, un sistema llamado “Timberlite” que protege y hace manejable la frágil chapa de madera. Esto les impulsó a especializarse definitivamente en la utilización de la chapa de madera como difusor de luz y les permitió desarrollar formas más libres y sencillas de fabricar.
Siete años más tarde, Luzifer pasa a ser LZF y se muda a una antigua bodega rehabilitada, ubicada en Chiva (Valencia), donde trabajan con un nutrido equipo de creativos.
Premio Nacional de Artesanía 2011.
A lo largo de su trayectoria, la empresa ha recibido numerosos premios y ya, en 2011, fue galardonada con otro Premio Nacional: el de Artesanía. En aquel entonces, se reconocían sus piezas únicas fabricadas por un equipo de artesanos expertos en el trabajo con chapa de madera y siempre siguiendo un proceso enteramente artesanal. De esta manera, la firma se ha posicionado en la intersección entre el diseño y la tradición, haciendo posible que su compromiso con la artesanía sea compatible con la innovación, la actualidad de los mercados y el ritmo global del sector a nivel internacional.
La investigación llevada a cabo por la firma sobre la capacidad de la luz para generar y construir ambientes, así como su apuesta por la innovación y el diseño, abrió los mercados internacionales a las lámparas que, en sus inicios, se habían concebido por y para el hábitat doméstico. LZF entró en el ámbito del contract y en instalaciones especiales de gran formato, convirtiéndose en un proyecto sólido y sostenible, con productos reconocidos y muy valorados internacionalmente.
LZF en el mundo.
Sus lámparas se encuentran en lugares tan emblemáticos como el Mercado Little Spain de Nueva York; los restaurantes Mi Casa, Jaleo y Fish, del chef José Andrés y realizados por Juli Capella en Nueva York, Puerto Rico, Washington, Disney Springs Orlando, Maryland y Bahamas. Pueden verse también en las sedes californianas de Youtube, Microsoft o Amazon, en el cuartel general de Defensa de Holanda, en las oficinas de Coca-Cola en Atlanta y Madrid, o en la Biblioteca Los Gatos de la Universidad de Nevada, entre otros conocidos lugares.
A lo largo de los años, LZF se ha rodeado de reconocidos diseñadores nacionales e internacionales (Mikiya Kobayashi, Mayice Studio, Estudio gazpacho, Ramón Esteve, Estudio Luís Eslava, diseño MUT… ) que, a través de sus creaciones, han realizado su personal interpretación del leit-motiv de la firma: Wood Touch by Light.
Swirl de Ray Power
LA ENTREVISTA:
- ¿Cuál es la lámpara más vendida en los 25 años de trayectoria de LZF?
Realmente son dos: la Link, que es una cinta de Moebius muy poética, y la Nut, que es una sencilla chapa ondulada. Ambas están diseñadas por el diseñador irlandés Ray Power.
- ¿Dónde nace esta pasión por la chapa de madera?
La chapa de madera fue el inicio de nuestra gran aventura. Nos enamoró porque es un elemento ancestral que tiene que ver con la naturaleza y con el fuego. Sandro y yo, cuando fundamos la empresa, desde el primer momento lo tuvimos claro, era nuestra materia prima y un elemento ideal para expresar nuestros valores porque con ella manifestamos nuestro compromiso con la ecología, la sostenibilidad y la innovación. La madera nos permite la interacción con los conceptos de sostenibilidad y diseño ecológico en todo el ciclo productivo, porque el cuidado y la preservación del medio ambiente es una forma de dar salida a una nueva metodología del diseño circular con una fuerte raíz de ayuda y apoyo social, sin perder la belleza intrínseca y funcional de cada diseño.
- Recientemente, habéis incorporado a vuestro catálogo varios diseños de Mayice Studio donde la madera se combina con el vidrio. ¿Abrís con estas luminarias una nueva línea donde la madera no sea el único material protagonista?
Los últimos proyectos conectan la luz con otros materiales como el vidrio soplado artesanalmente, lo que sitúa a cada pieza en los límites de las obras únicas artísticas. La conjunción de arte, artesanía y producción continúa siendo muy importante para nosotros y, desde luego, los nuevos materiales son el eje de las nuevas colecciones para el próximo año que, además, incluyen diseñadores de primer orden.
Poppy de Burkhard Dämmer
- ¿Qué es para vosotros la luz?
A través de la luz, que es parte integral de nuestras vidas, es cuando la madera conecta íntimamente con nuestras emociones y con nuestros sentimientos. La luz lo cambia todo, es imprescindible, es muy poderosa, potencia lo bello y lo infame, lo es todo. Es el gran protagonista siempre, tanto por su ausencia como cuando intentas acertar la medida más adecuada para su uso.
La luz permite pintar lo que estás creando o definir el carácter del espacio que queremos interpretar. Es la que define la intención del diseñador y la forma de disfrutar de cada individuo. Por eso es tan importante que cada uno de nosotros pueda elegir la intensidad o la temperatura de la luz en cada momento, así la podemos llevar a una sensibilidad determinada: más intrigante, más natural, más realista, más elegante o más comercial. Con ella, puedes interpretar el espacio según la sensibilidad del que lo habita y de la función al que va destinado ese espacio.
- ¿Todo el proceso productivo de LZF es artesanal?
Es nuestro tronco, el encuentro de la luz y la madera, el tratamiento de sus peculiaridades artesanales y de su producción como objetos artesanales hechos a mano y seriados, es el recorrido experimental de impulso en cada fase de nuestro proceso. Nuestra particular visión creativa de la luz acariciando la madera o lo que es lo mismo el “Wood touched by light”, que siempre va acompañando a nuestras lámparas, da vida a luminarias de alta calidad que son piezas únicas fabricadas a mano por un equipo de artesanos expertos en el trabajo de la chapa de madera y, siempre, siguiendo un proceso enteramente artesanal, que nos valió el Premio Nacional de Artesanía en 2011.
Maestros artesanos, como Manolo Martín (vareta) y Eduardo Garuti (vidrio), nos acompañan y nos enseñan, nos transmiten su importante legado cultural que desaparece poco a poco cuando el precio es lo único que importa cuando compras un producto.
Thesis de Ramón Esteve
- ¿En vuestro caso, la artesanía y el diseño siempre van de la mano?
Siempre, está en nuestras raíces. LZF tiene una misión clara y determinante como empresa, ambas están centradas en el cometido y en nuestro compromiso personal -de Sandro y mío, y en el de todo el equipo que está con nosotros- de investigar y divulgar el enlace de la artesanía con el arte, las nuevas tecnologías y la producción industrial avanzada. Éstas, para nosotros, son nuevas vías de concebir el diseño, que provienen, en nuestro caso, de nuestra sensibilidad particular por el arte y la música, y que entronca con la transversalidad del pensamiento creativo actual. Somos conscientes del valor de lo artesano y de su peso contemporáneo en la visión nueva del diseño.
LZF se ha posicionado en la intersección entre el diseño y la tradición, haciendo posible que su compromiso con la artesanía sea compatible con la innovación, la actualidad de los mercados y el ritmo global del sector a nivel internacional.
- ¿Qué significa para vosotros haber conseguido el Premio Nacional de Diseño?
Es grande, para nosotros ha supuesto un respaldo enorme. La idea de que nuestra forma de trabajar sea reconocida con este premio significa muchísimo. Ha sido un largo camino que no ha sido fácil, pero con el que siempre hemos disfrutado. Tras 26 años de trayectoria y más de 35 premios nacionales e internacionales en el sector del diseño, LZF aún conserva el mismo espíritu con el que nació en 1994. El premio, desde luego, no podía haber llegado en mejor momento.
- ¿Qué les diríais a unos jóvenes que quisieran montar en estos momentos una empresa de iluminación?
Que cuando creen un proyecto, crean en él profundamente, que pongan en él su alma, que colaboren con otros campos que no estén ligados específicamente a la iluminación, que estén atentos a los cambios del mundo para situarse en una posición correcta para construir su propio mundo. Que sean originales sin temer a meter la pata, que su visión sea única y que se preparen para innovarse y reconstruirse constantemente, que no pierdan de vista sus orígenes y que les den fuerza y contenido, que se dediquen a un interlocutor universal, que no piensen solamente en local y que trasladen lo local a lo universal.
- ¿Cuál es el país en el que tienen más aceptación vuestras lámparas?
Sin lugar a dudas, Estados Unidos. El mercado americano ha sido generoso y abierto a este tipo de discurso desde el principio. Por eso, en 2011, creamos “Import and end”, una empresa nuestra que nos permite servir el producto de una manera más rápida.
- ¿Cuál ha sido el secreto para poder resistir 25 años a pesar de la fuerte crisis económica que empezó en 2008, cuando llevabais 14 años en el mercado?
Disfrutar de nuestro trabajo, investigar, aprender junto a nuestro equipo de grandes maestros artesanos. De incluir siempre figuras de la cultura que nos aportan vida y conocimiento, desde artistas a directores de cine, de iluminación y fotografía, hasta escritores, músicos, escenógrafos, fotógrafos, arquitectos, joyeros y, por supuesto, diseñadores jóvenes y también consagrados. Esto nos ha supuesto una ampliación de miras de la que no podemos estar más agradecidos.
Nuestro proceso productivo, totalmente artesanal, siempre está apoyado por un gran equipo y se renueva, investiga y aplican constantemente las nuevas tecnologías a la madera, como es el caso del “Timberlite”. Este proceso, patentado por nosotros, nos permite trabajar la madera de una forma más libre y, al mismo tiempo, reducir drásticamente los desperdicios, la basura que se organiza cuando trabajas con ella.
También las nuevas técnicas de iluminación LED, que implican volverse a reinventar otra vez, es decir, dejar a parte las antiguas fluorescencias e incandescencias con las que trabajábamos al principio y reinventarnos completamente y, por supuesto, introducir nuevos materiales reciclables que se conjugan íntimamente con la madera, con un departamento comercial, que comparte íntimamente estos conceptos, y con un departamento de imagen que, junto a fotógrafos e ilustradores, presenta el producto de una forma original apoyándose siempre en la filosofía de la empresa.
La evolución y la expansión de la empresa constituyen un relato comunicativo que expande esta nueva forma de concebir la iluminación y las luminarias, un diseño de la comunicación para elevar la marca y situarla en un plano narrativo empático hacia los diferentes públicos a los que se dirige, y es que LZF no sólo hace lámparas, construye realidades posibles donde los espacios y las personas se funden creando su propia atmósfera.
En LZF, la exportación ha sido algo natural, no la tuvimos que plantear, simplemente para nosotros era algo esencial, natural. De esta forma, no dependíamos de un solo mercado sino que nos ayudó a conservar el equilibrio y a comprender cómo las distintas culturas entienden de una manera diferente la forma de iluminar sus espacios, de entender la luz.
Fuente: LZF. Imágenes luminarias: en su web
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